POR QUÉ COMER (MÁS) PESCADO EN EXÁMENES

Sí. Las verduras y el pescado no son precisamente santo de devoción de niños y menos aún en los adolescentes.  Las primeras por sus olores y los segundos por su piel y espinas los convierten en alimentos no deseados, a pesar de su indudable riqueza proteínica y ser tremendamente saludables por mejorar el colesterol bueno (HDL) y ser bajo en grasas. Y hoy vamos a recalcar por qué sí es bueno que los niños  se acostumbren a comer estos dos tipos de alimentos.


Como curiosidad más allá de la anécdota, señalemos que incluso las dos mayores empresas de comida rápida del mundo, Burguer King y MacDonald´s , incorporaron en sus menús hamburguesas de pescado. Obviamente, estas hamburguesas se sirven como una masa de pescado rebozado por lo que se convierten en tremendamente apetecibles visualmente. Por otro lado carecen de dos características que –sin duda alguna- evitan el rechazo de los “pequeños comensales”: no tienen ni piel ni espinas, con lo que su deglución es más sencilla.
Pero por qué es tan “crucial” introducir pescado (recomiendan los expertos mínimo 3 o 4 veces por semana) sobre todo entre la población estudiantil.
Durante los próximos 30 días los niños -los estudiantes- se verán inmersos en una vorágine de exámenes, pruebas y controles donde – con motivo del fin de curso- hay que apretar el acelerador. Las exigencias de memoria, concentración y absorción de conocimientos ostentan picos elevados; y, en este sentido, una correcta alimentación juega un papel fundamental.

Pescado, ¿blanco o azul?
Esta pequeña distinción en el producto ligado a un color (también a su tamaño) obedece a que ambos tipos de pescados aportan un elevado contenido de fósforo, un macromineral presente en las células y fluidos del organismo y que, en caso de déficit, podría alterar la transmisión de los impulsos nervisoso, provocar una fatiga mental e –incluso- disartria: un trastorno y desórdenes del lenguaje y el habla. ¿Dónde podemos encontrar este macromineral, el fósforo? Habitualmente en arenques, sardinas, calamares, bacalao, truchas, etc. Como vemos, en pescados que tienen espinas y también en otros –como el calamar- que son más atractivos. No obstante, desde TERKOR, como especialistas en nutrición, recordamos que el fósforo se puede encontrar también en otros alimentos, como en el pollo, pavo, guisantes, lentejas, judías blancas o champiñones, alimentos estos que –presumiblemente- sean de mayor agrado que los pescados citados.

El fósforo también lo podemos encontrar en el pavo y pollo.

El fósforo es indispensable porque –de manera adicional- favorece la asimilación de vitaminas B1, B6 y B12 las cuales son indispensables para el correcto funcionamiento del sistema nervioso.

Ligado al fósforo, el calcio. Hagamos un inciso y recordemos que tanto el fósforo como el calcio son dos elementos imprescindibles para la correcta formación y desarrollo de los huesos y los músculos; máxime en un periodo de la vida de los niños donde están en pleno y constante crecimiento.

Retomando el post al comienzo mencionábamos que –entre las ventajas del pescado- éste aporta una buena dosis de ácidos grasos omega3, un extraordinario protector vascular que protege del desgaste oxidativo del cerebro y ayuda a mantener en buen estado las conexiones nerviosas. Hace unos días explicábamos que debemos alejar a los niños de alimentos que –siempre en exceso- pueden ser perjudiciales como hamburguesas procesadas, pizzas, bollería industrial, etc. por su elevada incidencia en un incremento del colesterol malo (LDL).

En Terkor recordamos la importancia de una buena salud bucodental; animamos a que los colegios recomienden a sus alumnos que se queden a comedor que se limpien los dientes después de cada comida. Además, a partir de cierta edad es conveniente realizar enjuagues bucales con flúor.

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